Además de los temas tratados en las entradas publicadas aquí y aquí respectivamente, un asunto que siempre genera conflicto entre profesionales de la traducción, empresas, traductores y agencias, y casi todo el público semiespecializado en general, es el de la prioridad lingüística: ¿cantidad?; ¿calidad?; ¿ambas?
De hecho, suele ser una pregunta formulada en casi todos los procesos de selección de cualquier agencia de traducción, y es la pregunta que aquí planteamos.
«Si tuvieras que elegir, ¿optarías por cantidad? ¿O darías prioridad a la calidad? »*
¡Cuidado! Es una pregunta trampa. Puede que, sea cual sea tu respuesta, nunca satisfaga al encargado del proceso de selección o al personal de Recursos Humanos.
Opción 1: cantidad. Favorita de los amantes de las noches en vela.
En un principio, podríamos llegar a la conclusión de que en un entorno empresarial esta sería la opción ideal. Argumentos a favor no faltarían, desde luego.
El principal sería que estamos involucrados en una organización con ánimo de lucro, por lo que la rentabilidad es uno de sus principales objetivos. De ahí que podamos pensar que a mayor número de palabras traducidas, mayor será la satisfacción de la empresa.
Opción 2: calidad. Favorita de los meticulosos y atentos al detalle.
Al igual que ocurre con el punto anterior, son varios los argumentos que respaldarían esta opción. Por ejemplo, cualquier traductor con algo de experiencia en el sector es consciente que comprometerse a traducir más de 5000 palabras diarias no es, al menos en términos de calidad, viable de ninguna manera. Podríamos alcanzar esa cantidad diaria, por supuesto, pero esa tarea se asemejaría más a una simple traducción a vista sin ningún tipo de corrección o verificación posterior. Comúnmente se le conoce como «un auténtico desastre» de traducción.
Opción 3: mezcla de ambas. Favorita de los que no les gusta arriesgar.
Una mezcla de cantidad y calidad sería, a priori, la respuesta más sensata que se podría dar durante en un proceso de selección. O puede que no.
Traducir un mínimo diario «razonable» –entendiendo por razonable todo aquello que quede englobado bajo el umbral del término rentabilidad empresarial– y hacerlo sin errores o fallos es la opción más escuchada en los procesos.
Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros de que seremos capaces de traducir 3000 palabras al día de un texto que nos presenta las últimas novedades en materia armamentística?
No podemos. Así de simple.
¿Significa eso que no hay opción correcta a la pregunta inicial? No, pero dependerá principalmente de otros dos factores:
Objetivos generales de la empresa
Hay empresas cuyo objetivo principal es acoger el mayor número de palabras, mientras que otras optan por posicionarse en el mercado como auténticas defensoras de un producto de calidad. Así ocurre en cualquier sector; en de la traducción, Local Concept debe ser tu favorito.
Proyectos específicos con objetivos concretos
En algunas ocasiones, es el propio cliente quien te comunica el objetivo del proyecto. En Local Concept tenemos proyectos que forman parte de programas de maestría de prestigiosas universidades, manuales médicos para clínicas internacionales, políticas empresariales, o incluso comunicaciones intradepartamentales de una misma empresa. Aunque pueda parecer que todos requieren el mismo nivel de precisión, no sería razonable englobar el primer y último ejemplo en el mismo saco.
Por eso, si quieres vivir en primera persona la experiencia de contestar en directo a la pregunta «¿Cantidad o calidad?», consulta nuestra sección de vacantes aquí y no dudes en venir a nuestras oficinas.
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