Existen ciertas expresiones, fórmulas, o colocaciones que hacen que una traducción lo parezca o no. Si tomamos como fin último de la traducción el mero hecho de pasar desapercibida, serán estos casos quienes doten al texto de calidad, o no; serán estos quienes provoquen una reacción positiva en el lector, o no; y serán estos quienes nos garanticen un futuro, o no.
Algunos de ellos, se interiorizan con el paso de los años –y la experiencia–; otros, por el contrario, son innatos desde prácticamente el primer texto que uno traduce. Ejemplos de esta interiorización innata podrían ser blanco y negro, entrar ganas y albergar esperanza; ¿o acaso alguien se plantea decir negro y blanco o introducir ganas? No. Y, sin embargo, nos encontramos con errores similares en algunos textos que leemos a diario.
A continuación detallamos algunos de los errores más comunes en traducción y en los que, todos, antes o después, hemos caído.
- Abuso de adverbios en –mente
En inglés, una amplia mayoría de los adverbios terminan en –ly. En español, por el contrario, es recomendable reformular para no toparse con tres adverbios que acaban en –mente en una misma frase.
- Calcos
Traducir una palabra por su equivalente español más “cercano”. Remover la aplicación, correr el programa o encriptar un archivo.
- Uso incorrecto del gerundio
Otro de esos ejemplos de traducción literal. El inglés suele hacer uso del gerundio para unir frases. Por el contrario, en infinidad de ejemplos en español, un conector suele dar mucho mejor resultado.
- Separación en números
Un básico, pero algo que nos encontramos con más frecuencia de la deseada. La RAE es clara al respecto en cuanto a la separación de números.
- Conversión de unidades de medida
¿Localizar o no localizar? He ahí la cuestión. Ante la ausencia de instrucciones, sigue lo lógica. Suele dar buenos resultados. ¿Sabe realmente un lector español si 14 yardas es mucho o poco?
- Siglas
En muchas ocasiones, damos por sentado que los destinatarios de nuestro texto comprenderán de sobra esa sigla en inglés. ¡Error! Nosotros, como lingüistas, estamos acostumbrados a ver contenido en varios idiomas, pero puede que el público meta no. ¿Acaso un lector sin contacto con el inglés debería saber que UN es la versión inglesa de ONU?
- Comodines
Abusar de las así denominadas palabras comodines. Dos ejemplos claros son tema y cosa. Siempre hay un equivalente que nos ofrecerá un mejor resultado que cualquiera de estos dos términos. Además, el español es un idioma rico en sinónimos, así que ¿por qué no disfrutar y sacarle máximo partido?
- Pleonasmos
O el hecho de ser redundante cuando el significado ya es obvio. En muchas más ocasiones de las que pensamos, simplificar es nuestra mejor opción. Subir arriba, desenlace final, cáncer maligno y otros muchos no tan evidentes forman parte de esta lista interminable.
- Voz pasiva
El inglés abusa de esta voz, mientras que el español usamos, por lo general, la voz activa. En estos casos, lógica y sentido común suelen ser buenos asesores. Si no suena natural, intenta evitarlo.
- Erratas
Un error mucho más común de lo que nos gustaría leer. A veces por error humano, y otras veces también. Algunos con justificación (si es que la hay), la gran mayoría sin ella.
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